El impacto en las víctimas de los ataques de Internet son muy variados. El ciber-acoso provoca a menudo síntomas similares a los de otros factores de estrés psicológico. Así, las víctimas de ciber-acoso tienen con frecuencia un aspecto lúgubre, tenso y hablan mucho menos. Por desgracia, la cosa no queda ahí, sino que se intensifica con graves consecuencias mentales, físicas y sociales.
Muchas de las víctimas de acoso escolar sufren de sueño y pérdida de concentración, depresión o malestar físico tal como dolor abdominal. Pero también la pérdida de apetito y una disminución del rendimiento se encuentran entre las posibles consecuencias. Los alumnos y estudiantes que se ven afectados por el ciber-acoso tienen miedo de ir al colegio y fingen molestias físicas ante tal perspectiva. En casos extremos, incluso puede ocurrir que las víctimas no puedan procesar realmente lo que les ha pasado y se autolesionan. El alto estrés psicológico al que está expuesta una víctima de ciber-acoso puede llevar al suicidio.